3 de enero de 2013

Bomba atómica española


En 1948 se creó la Junta de Investigaciones Atómicas, colocada bajo la dirección del físico José María Otero, y en 1955, según un informe estadounidense, España era el quinto país más adelantado en física nuclear. En 1962 el Gobierno español ordenó a la Junta de Energía Nuclear que investigara la posibilidad de obtener una bomba atómica con sus elementos subsidiarios y en 1964 se fijó un plazo de tres años para el primer ensayo, en el Sahara.

Aislamiento. Una de las varias razones para despedir España de Naciones Unidas fue la presencia en este país de científicos alemanes que trabajaban en armamento atómico. Aislada del concierto internacional, España buscó la autosuficiencia y en 1953 empezó a proyectar, entre otros, un avión reactor puro de ala en delta y supersónico (HA-300), programa conducido por el ingeniero alemán Wilhelm E. Messerschmitt. Cierto que la bomba atómica y los vectores de lanzamiento se trataban sólo de proyectos, y que todavía quedaban problemas que resolver para la fabricación en serie de este tipo de armas, pero Estados Unidos reparó en que la lucha española en la carrera atómica estaba entablada y accedió a suministrar armas a España (1953), lo que permitió ejercer sobre este país el control del suministro de los repuestos necesarios para utilizar el material vendido, con el consiguiente peso específico en sus fuerzas armadas.

Programa atómico. Los trabajos preliminares empezaron en 1963. Una serie de pilas atómicas o reactores experimentales (Madrid, Barcelona y Bilbao) fueron creados, y también se esbozaron los ingenios a los que cumplía transportar los explosivos atómicos. Cabe considerar como vinculadas a este plan las plantas industriales para la obtención de elementos fusionables (Andújar) y óxido de deuterio (Sabiñánigo) y el establecimiento en 1967 de una central atómica de grafito refrigerado por gas (Vandellós).

Junta de Energía Nuclear
Los físicos José María Otero y Guillermo Velarde (segundo y tercero por la izquierda) en 1958, «eminencias grises» del programa nuclear español.
Tecnología termonuclear. El 17 de enero de 1966 caen en España cuatro bombas «H», de 1’5 megatones cada una, tres en tierra y otra en el mar, perdidas por un avión B-52 en accidente aéreo ocurrido sobre el pueblo pesquero de Palomares (Almería). En las operaciones llevadas a cabo por estadounidenses y españoles para recuperar las bombas, Guillermo Velarde, ingeniero aeronáutico y físico de la Junta de Energía Nuclear, observó unas «esponjas» negruzcas e irradiadas (poliestireno) en unas rocas y, con tan pobre indicio, descubrió en ese mismo año la tecnología termonuclear, la fusión de átomos de hidrógeno en vez de la fisión de los átomos de uranio 235 o del plutonio del arma atómica, técnica hasta entonces ignorada fuera de Estados Unidos, Unión Soviética, Reino Unido y, hasta ese mismo año, Francia y China.

Aplazamiento. Al terminar 1966 Velarde informaba al general Franco del avance del programa nuclear militar (nombre en clave Islero) y del descubrimiento para España de la tecnología termonuclear. Sin embargo, éste ordenó posponer la construcción de una bomba atómica que, en condiciones normales, hubiera podido ensayarse en 1968 o 69, con un ingenio de fisión de plutonio de 20 a 30 kilotones (kT).

Primer fracaso del tratado hispano-americano. En la práctica, el programa nuclear español se inicia a la par que el quinquenio de renovación del tratado entre España y Estados Unidos en torno a la concesión de bases militares en territorio español (1963), pero en 1968 fracasarían las conversaciones secretas acerca de una renovación de dicho tratado a causa de las «desproporcionadas pretensiones españolas».

CDC
El presidente Carrero junto al secretario de Estado Kissinger en Madrid, con ocasión del viaje del segundo a España (diciembre 1973).
La muerte de Carrero. En 1972, según la CIA, parecía muy próxima la obtención de una bomba atómica y se designó el Sahara como lugar para la explosión primitiva. En 1973, Henry Kissinger, secretario de Estado norteamericano, visitó España y advirtió al almirante Carrero Blanco, presidente del Gobierno, que «una España fuerte siempre ha sido peligrosa». El último se negó a detener el programa de armas atómicas y al día siguiente (20 diciembre 1973) murió en un atentado de autoría poco clara, cerca de la Embajada estadounidense.

Directiva nº 1. Tras del asesinato de Carrero, el jefe del Estado designa como nuevo presidente a Arias Navarro (2 enero 1974), ministro de la Gobernación en el gabinete de Carrero y ex director general de Seguridad. El proyecto experimentó desde entonces una súbita aceleración: en noviembre de 1974, un año antes de la muerte del general Franco, Navarro ordena llevar a cabo (Directiva nº 1) la construcción de 36 bombas atómicas antes de 1980 (las ocho últimas ya debían incluir material termonuclear) y la declaración de secreto oficial de toda la información relacionada con Islero. En 1976 se aprobó la construcción del Centro de Investigación Nuclear de Soria, capaz de obtener anualmente plutonio suficiente (100 kg) para una veintena de cargas nucleares de 20 kT.

Archivo histórico del Ejército del Aire
Cazabombarderos «Mirage F1» de la Fuerza Aérea española en los años 70 (se adquirieron 91 aviones), sin origen estadounidense y capacidad de ataque nuclear (bomba AN-52).
Vectores de lanzamiento. El perfeccionamiento del cohete como ingenio portador supone un esfuerzo económico más pequeño que el bombardero estratégico o el submarino armado con misiles de cabeza nuclear (SSBN) y, por su instalación más replegada, facilita la seguridad. A falta de un misil autóctono multifásico, se pueden emplear como vectores de lanzamiento aéreo cazabombarderos convencionales, expresos o reformados, que en el caso español de los años 70 eran el Mirage 3 (1970), Phantom 2 (1971) y Mirage F1 (1975), quedando excluido el segundo (origen estadounidense). Cabe añadir, finalmente, que la miniaturización de las cargas atómicas permite su empleo táctico con medios convencionales: el obús automóvil M109, del que ya había dotación en España en aquellos años, puede lanzar granadas nucleares a distancias de unos 20 kilómetros.

Uranio y centrales nucleares. El uranio es la «materia prima» del armamento atómico y las centrales nucleares suministran los elementos fisionables utilizados en la bomba atómica, como el plutonio 239, que no se encuentra en la naturaleza y se obtiene del uranio en reactores nucleares. En 1977 se obtuvieron en España un total de 190 t de uranio natural, la novena producción más importante del mundo en ese año (excluidos los países comunistas, que no publicaban informaciones estadísticas sobre sus respectivas producciones) y en 1979 las Cortes aprueba el II Plan Energético Nacional, que pone su mayor énfasis en la energía nuclear: en ese año fueron autorizadas cuatro nuevas centrales termoeléctricas nucleares, que vendrían a sumarse a las tres entonces existentes (Zorita, Garoña y Vandellós), y multiplicar casi por diez su capacidad en nueve años (17 centrales comprometidas). Dentro todavía de 1979 sorprende el descenso de más del 13% habido en la producción de electricidad generada con combustible nuclear, que algunos relacionan con la retirada temprana de material fisionable enriquecido para armamento atómico.

CESEDEN
El teniente coronel Guillermo Velarde condecorado por el capitán general Gutiérrez Mellado en una conferencia de los servicios secretos españoles (1978).
Sin control estadounidense. Cierto que los concentrados de uranio necesarios para tal expansión nuclear serán suministrados en un 58% por Canadá (en el 42% restante por la producción nacional) y que Estados Unidos proveerá los servicios de enriquecimiento y fabricación, pero salvo en el caso de Vandellós, que era la que suministraba los elementos fisionables utilizados en la bomba atómica española.

Conocimiento público. El máximo órgano del aparato militar de la OTAN, el Comité Militar, pronosticó que «España tendrá la bomba atómica en 1981», y el ministro de Defensa español, Rodríguez Sahagún, hubo de admitir en una rueda de prensa en París (3 noviembre 1980) que España ya disponía de todo lo necesario para fabricar en serie armamento atómico.

Proyecto fantasma. En 1980, el presidente norteamericano James Carter amenazó con severas medidas y en 1981 España suspendió formalmente el desarrollo de armas nucleares, ingresando dos años después en la OTAN. Sin embargo, los estudios prácticos del arma nuclear siguieron en incógnito, estrechamente relacionados con otro programa de submarinos atómicos (clase «Rubi»), y se empezó a bosquejar un cohete bifásico de 18 m y 15 t, típico proyectil de doble experiencia (científica y militar) con las características de los SRBM (misil balístico de alcance corto) que integran las FNT (fuerzas nucleares del teatro de operaciones). Estas actividades encubiertas no pasaron desapercibidas y en 1986 el Partido Socialista Francés (PSF) señalaba que «la negativa española a una entera integración militar en la OTAN sólo puede explicarse con el propósito de fabricar armas nucleares».

Myles Cullen
El programa nuclear del Ejército español ha concedido mayor importancia a la bomba de aviación y la granada de artillería automóvil, como este M-109 de la Infantería de Marina.
El final. Estados Unidos renovó las amenazas y en 1987 España suscribió el NPT (Nuclear Non Proliferation Treaty), una forma de control que el presidente Felipe González calificó de «hipócrita y humillante». Pero para entonces, todo el trabajo estaba hecho: «La decisión de fabricar armas nucleares —dijo un miembro de la Junta de Energía Nuclear en 1987— ya no es una cuestión de tiempo, si no de política nacional». En la década de 2000, varios países de la Unión Europea, estrechamente relacionada con la OTAN, afirmaban que una defensa europea independiente requiere de un tercer arsenal atómico, con España como «candidato más adelantado».

Prospectiva. Señalan los especialistas militares que España ya tiene todo lo necesario para crear y fabricar toda una serie de productos catalogados como armamento nuclear. Sin embargo, es secreta toda información respecto de este programa, medida que los políticos y militares justifican alegando «razones de seguridad y defensa».

BOMBAS TERMOBÁRICAS, MISILES DE CRUCERO Y MARRUECOS

Eliminada, de momento, la fábrica de armamento nuclear, circunstancias de diversa índole han llevado España al desarrollo de armas muy mortíferas, algunas en una escala que rebasa el mero experimento, como la «mastodóntica» bomba termobárica ensayada, al parecer, en la región desértica chilena de Atacama, y que en la década de 1990 sólo estaba inventariada en los arsenales de Estados Unidos, Israel, España e Irak, este último con tecnología española desviada ilegalmente por un traficante de armas chileno.

Roberto García Arroba
Un F-18M español armado con un misil de crucero «KEPD 530», construido por «Taurus Systems GmbH» para la aviación alemana (2004), española (2009) y surcoreana (2017).
Marruecos parece preocupado por los misiles de crucero Taurus 530 adquiridos por España en 2009, que dispone de medio centenar de estas armas para poder alcanzar desde el mar cualquier objetivo en el territorio de Marruecos. Consideraciones técnicas aparte, se trata de un ingenio fabricado en Alemania; es decir, Marruecos no puede presionar a través de su aliado ultramarino (Estados Unidos) y europeo (Francia) para que España haga un «uso limitado» de este misil en caso de un conflicto entre ambos países (véase Misiles de crucero españoles).

El Taurus 530, prácticamente indetectable y cuyo objetivo es el ataque de gran precisión, es capaz de operar en la más completa obscuridad y, en caso necesario, con cabeza nuclear. Sin entrar en especulaciones ni analizar precedente o consecuencias, el factor decisivo evidente en las relaciones más o menos pacíficas de España y Marruecos ha sido la superioridad tecnológica y táctica de los sistemas aéreos, navales, electrónicos y de armas españoles frente a los de Marruecos. Así, la compra de estos misiles de crucero, que coincide en el tiempo con la construcción de la primera central nuclear marroquí, en Sidi Boulbra, con tecnología francesa, puede ser considerada como una velada amenaza a cualquier aventura extraña de Marruecos.