2 de enero de 2014

La «purga fraterna» del papa Francisco

Agencia Brasil
En diciembre de 2013 tuvo lugar otro movimiento extraño de Francisco, al que se dio poca o ninguna publicidad, pero relevante para el católico conservador. Efectivamente, emprende una purga, por motivos poco claros, en la que se eliminan católicos conservadores y se preservan otros relacionados con asociaciones secretas que se oponen a lo que cree y propone la Iglesia católica.

Francisco dejó fuera de la «Congregación para los Obispos» a los cardenales Antonio María Rouco (español) y Raymond Burke (estadounidense), en lo que el periódico italiano «Il Foglio» describe como «una purga fraterna de cardenales conservadores», y confirmó en su cargo al presidente de dicha Congregación, el canadiense Marc Ouellet, socio de la masonería, según el Centro de Documentación Católico, y del que ya se hizo mención aquí inmediatamente después de la abdicación de Su Santidad Benedicto XVI (véase Cardenal preferido de la masonería).

Juzgar de antipapa o papa negro a Francisco es hablar sin fundamento, pues está canónicamente elegido. Sin embargo, en el vulgo el término «antipapa» refiere un adversario que intenta seducir a los católicos y apartarlos de su fe; esto es, adscrito al individuo o colectivo al que el evangelista San Juan da el nombre anticristo. 

Hay dudas razonables de la inteligencia de Francisco con asociaciones humanísticas y «perfectibilistas» (léase masonería e iluminados) y que el mismo se adscribió a una entidad estrechamente relacionada con aquellas, condición que, con la pertinente documentación probatoria, le inhabilita para el cargo por excomunión mayor «de jure» (exclusión total aplicada por la ley de la Iglesia). Sin embargo, las expectativas para las fuerzas críticas no son esperanzadoras: cardenales de probada filiación masónica, por ejemplo, continuaron en el ejercicio de sus cargos en la Santa Sede y Francisco, como papa, ejerce personalmente un poder absoluto en las divisiones legislativa y judicial del Estado Vaticano.

ANEXO

Antipapa. Es el que no está canónicamente elegido y pretende ser reconocido como tal. La nómina de antipapas o papas dudosos, en número de 39, comienza con Hipólito (217) y termina con Félix V (1439). Algunos estudiosos católicos, ajustándose a la idea popular del término «antipapa», añaden al artífice del Concilio Vaticano II (1962), Juan XXIII, nombre que también utilizó un antipapa depuesto por el Concilio de Constanza (1414).

Papa. Designa al Sumo pontífice romano, jefe de la Iglesia católica, y se hizo oficial desde Gregorio VII (1073-85) para extenderse a todos los sucesores de Pedro, primera cabeza dirigente de la sociedad visible que fundó Cristo, llamada católica (universal). Por ahora, la nómina de papas desde San Pedro (67), el primero de ellos, es de 266.

Papa negro. Refiere un hipotético jesuíta hereje investido con la jefatura de la Iglesia católica para destruir la misma. Por su filiación jesuita y «errores» de doctrina, hay quien señala a Francisco.