9 de enero de 2014

Ola de frío en Norteamérica y cambio climático

US National Guard
En el hemisferio austral el máximo acercamiento al Sol se produce en verano, quedando así agravado el calor estival. Por el contrario, en el hemisferio boreal, esta cercanía al Sol de la Tierra minimiza el frío invernal. Así pues, la ola de frío en Norteamérica ha sorprendido al gran público y ya hay quien la atribuye a la intervención nefasta del hombre; es decir, los efectos de la contaminación creciente de la atmósfera y de los mares.

Estas temperaturas extremosas son consecuencia de la penetración de los vientos polares o árticos, que llegan sin dificultad hasta los puntos más meridionales de Norteamérica. Winnipeg, capital de Manitoba (Canadá), ha llegado a registrar ―34 ºC. Las diferencias regionales de presión producen vientos enérgicos que ejercen gran influencia en la «sensación térmica» y la mayor se registro el día 7 de enero en Comertown, Montana (Estados Unidos), con casi ―53 ºC.

Al mismo tiempo, en la costa atlántica española, mayormente Galicia, se ha dado una perturbación de las aguas del mar nunca antes vista por los lugareños, con olas de hasta 15 m que reventaban en los callejeros de poblaciones costeras, produciendo daños materiales y, a lo que es peor, víctimas humanas.

No se ponen de acuerdo. Las varias teorías ideadas para explicar esta ola de frío aluden a masas de aire polares, pero sin consenso en las condiciones que han dado lugar a ella. Según unos, factores climáticos varios actuaron sobre las zonas de baja presión en las proximidades del círculo Ártico y de alta presión en la región polar, que producen entre otros efectos el de determinar la dirección general del viento, y «liberaron» la masa de aire encerrada en el llamado «vórtice polar», torbellino semipermanente que gira sobre la región polar en la troposfera y la estratosfera (las dos capas más inmediatas a la superficie terrestre). Otros señalan una fuerte y estrecha corriente de aire en la alta atmósfera que transporta la masa de aire polar hacia zonas de bajas presiones. Es decir, una misma hipótesis con matices, campo abonado para las ideas catastróficas de los ambientalistas.  

¿Celantamiento global? John Holdren, asesor científico del presidente estadounidense, restó importancia a esta ola de frío e insiste en un cambio climático producido por un «calentamiento global», provocado este a su vez por un efecto de invernadero incrementado por el anhídrido carbónico y otros gases que emanan de las ciudades y las fábricas.

Los ambientalistas pueden argumentar un calentamiento global, pero parece evidente que el clima de Norteamérica, Europa y otras regiones del hemisferio boreal va haciéndose más frío. La década de los años 70 fue anormalmente fría, como ahora esta de 2010, y se están creando las condiciones para un cambio climático, mas no producido por un calentamiento global sino un enfriamiento.


ANEXO

Enfriamiento global o glaciación. Hace unos 22 000 años, el último máximo glacial, el volumen de agua congelada era tal que el nivel de los océanos bajó cosa de 120 m y las islas británicas, por ejemplo, pasaron a formar parte del continente europeo. Hace 11 000 años se inició el proceso de «desglaciación», el recalentamiento interglacial, que aún prosigue y cuyo máximo ocurrió hace unos 5 000 años. En los últimos siglos se están creando las condiciones de un nuevo enfriamiento para la Tierra, bien que la ola de frío que conducirá a la glaciación, dentro de 60 000 años, no llegará antes de 22 000 años.

Sin embargo, estos plazos felices para la civilización humana pueden ser acortados por una larga intensificación de la actividad volcánica (efecto de invernadero incrementado) o una mayor actividad solar (evaporación extrema con subsiguiente nubosidad densa). Importancia capital reviste la inclinación del eje de la Tierra, que oscila en unos 41 000 años entre 22'1 y 24'5 ºC, siendo el último el que induce climas más extremados (su inclinación axial actual es de 23'5º).

En fin, el clima general en épocas diferentes depende de la «insolación» (tiempo que luce el sol sin nubes, actividad del mismo y ángulo de incidencia de sus radiaciones) y las variaciones de la misma vienen determinadas por las oscilaciones de factores astronómicos (inclinación del eje terrestre, épocas de las estaciones y variaciones en la órbita terrestre alrededor del Sol, que son las responsables últimas de los ciclos de glaciación). Se tratan, pues, de factores incontrolables por el hombre y enteramente naturales, algunos extraterrestres.