US Department of Defense
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El día 29 de abril el Servicio Federal de Inteligencia alemán informó a su gobierno, según un periódico de este país («Bild am Sonntag»), que una parte de las tropas ucranianas comprometidas en el empeño de sofocar el movimiento de insurrección o independencia en Ucrania oriental eran mercenarios pertenecientes a «Academi» (antigua «Blackwater»).
Las sospechas sobre una guerrilla de mercenarios organizada por «Blackwater» y puesta al servicio de Kiev, que con o sin uniformes ucranianos hacían entradas y correrías en provincias rebeldes, ya había sido denunciada a comienzos de abril por organismos judiciales alemanes, pero Callie Wang, portavoz de «Blackwater», negó la participación de la misma en las supuestas acciones mercenarias en Ucrania y culpó del infundio a... «blogueros» irresponsables.
Las condiciones materiales y humanas del Ejército ucraniano son muy malas, el país está en la bancarrota financiera y la insurrección en Donetsk, Lugansk, Slaviansk y otras ciudades en la cuenca carbonífera de Dobass obligó a Kiev a volver a adoptar el reclutamiento abandonado en 2013 por el destituido presidente Yanukóvich, pero con poco o ningún éxito. En este orden de cosas, el recurso a mercenarios no reviste sorpresa. Otro asunto es quien aporta el dinero necesario para organizar y sostener esta fuerza mercenaria.
Ordinariamente, la guerrilla mercenaria no combate como infantería de línea y su presencia —o la de otra fuerza subsidiaria— en Ucrania hace más fácil de explicar las correrías en hospitales de Ucrania oriental para asesinar a insurgentes heridos o la matanza en Odessa de más de un centenar de civiles desarmados opuestos al régimen de Kiev.