14 de junio de 2014

Planetas gigantes transplutónicos

NASA
Los hermanos Carlos y Raúl de la Fuente, de la Universidad complutense de Madrid, a base de perturbaciones en el planetoide 2012 VP113, descubierto en marzo de 2014, han creído poder deducir la existencia de dos planetas más allá de Plutón: uno mediano con la masa de la Tierra, distante del Sol unos 30 000 millones de km, y otro mayor similar a Júpiter (300 masas terrestres) y distancia al Sol de unos 37 000 millones de km.

Es decir, el más cercano de estos planetas lejanos distaría del Sol 5 veces más que Plutón y 200 que la Tierra. Están tan lejos y con una excentricidad y velocidad orbitales tan pequeñas que su observación es muy difícil incluso con los mejores telescopios. Plutón, el último planeta del sistema solar conocido hasta 2002, fue descubierto en 1930 por Clyde W. Tombaugh, del observatorio Lowell (Arizona), donde se buscaba el planeta perturbador de Neptuno desde hacía 25 años.

La sospecha fundamentada de un planeta más allá de Plutón no es nueva. En la década de 1970 el profesor Bady, del laboratorio Lawrence de Livermore (California), entonces a base de perturbaciones del cometa Halley, también dedujo la existencia de un planeta transplutónico con una masa 300 veces superior a la de la Tierra, pero más cerca del Sol (9 000 millones de kilómetros) y revolución de 512 años terrestres.

A fines del siglo XX, los observatorios astronómicos terrestres y los telescopios espaciales, especialmente el Hubble (1990), cuyo espejo de 240 cm de diámetro es capaz de resolver diez veces más que el reflector de Monte Palomar (508 cm), hicieron retroceder los límites de nuestro conocimiento del sistema solar y aceleraron el descubrimiento de nuevos planetas.

A la lista de planetas extremos (Plutón y más allá) se añadieron Quaouar (2002), Sedna, Haumea (2003), Orcus (2004), Makemake y Eris (2005), con unos diámetros de entre 1 000 km (Sedna) y 2 300 (Eris). Se tratan de planetas enanos, todos con uno o más satélites, excepto Sedna. Este último, con una órbita de 11 500 años terrestres, es el que más se aleja del Sol (135 000 millones de km). El más peculiar es Haumea, una elipse con un eje mayor de 1 600 km. Descubierto por el observatorio español de Sierra Nevada, tiene dos satélites y gravita a unos 8 000 millones de km del Sol.

El interés de algunos científicos en uno o varios planetas gigantes transplutónicos perturbadores del planetoide 2012 VP113 y otros objetos celestes extremos es para otros materia de especulación sobre la existencia de Némesis, la «gran perturbadora», hipótesis que por ahora parece inverosímil. No obstante, conviene recordar que la ciencia primitiva más escéptica atribuyó las estrellas fugaces al vuelo de... luciérnagas.

Clasificaciones engorrosas. Era práctica habitual llamar planeta a cualquier astro del sistema solar que fuese una esfera más o menos achatada y órbita propia, sin girar en torno a otro planeta. En 2006, tras los descubrimientos de los citados planetas enanos transplutónicos, la Unión Astronómica Internacional creó nuevas categorías y a partir de 2008 todo planeta enano más allá de Neptuno, incluido Plutón, pasan a denominarse, en razón a su tamaño u órbita y otras características, como «plutoide», «plutino», «cubewano», «twotino» y otros nombres no menos absurdos y de peor fortuna. A la práctica, los planetas, en órbita o errantes, se pueden ordenar en «enano», «terrestre» y «gigante». El planeta telescópico rocoso con diámetro de unos 900 o menos kilómetros suele denominarse «planetoide».