16 de julio de 2014

BRICS: el banco de los pobres

Kremlin
El día 15 de julio, el llamado BRICS, grupo de países tercermundistas con riquísimo suelo, han acordado en Fortaleza (Brasil) la creación de un «banco de desarrollo», repetición, con otros protagonistas, de los bancos homónimos interamericano (1959), africano (1965) o asiático (1966), que terminaron, o incluso empezaron, al servicio de los círculos invisibles que controlan la economía mundial en favor de las élites.

Este banco llega con las mismas buenas intenciones que aquellos: contribuir financieramente al mejoramiento económico de los países en vías de desarrollo y con la promesa —sólo para los tontos— de no interferir en las políticas nacionales. Todos los intentos que se realizaron para crear un «banco de desarrollo» resultaron fallidos o no satisficieron y este del BRICS no interesa ni preocupa a la Unión Europea y Estados Unidos.

Este organismo económico internacional, por nombre «Nuevo Banco de Desarrollo» (NBD) y domicilio social en Shanghai (China), funcionará con un capital autorizado de 50 000 millones de dólares, dividido en participaciones de 10 000 millones, que serán suscritas por los socios fundadores (Brasil, China, India, Rusia y Sudáfrica). Dícese que el capital podrá ser aumentado en otros 50 000 millones.

¿El banco de los pobres? El NBD parece un instrumento de control político y económico de China y Rusia, como lo fue para la Unión Soviética el Banco Internacional para la Cooperación Económica, creado en 1963 por los entonces miembros del COMECON, organismo de ayuda mutua estrechamente relacionado con el Pacto de Varsovia.

El punto de vista crítico del BRICS con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial es mera apariencia. La directora del FMI, Christine Lagarde, no sólo manifestó alegría y satisfacción por la creación del NBD sino que también anuncia una estrecha colaboración con el mismo. Al mismo tiempo, la presidenta de Brasil, Dilma Rouseff, aseguró públicamente que el NBD «no nace contra nadie». Quien no acierte a entender esto...

Kremlin
El presidente de Perú, Ollanta Humala, con su colega ruso, Vladimir Putin. Aunque las repúblicas sudamericanas abrazaron efusivamente la creación del banco del BRICS, la idea fue recibida con prudente determinación por el presidente peruano (los intereses de rusos y chinos parecen evidentes y con los sudamericanos como víctimas propicias).
Panorámica del BRICS. Sigla constituida por las iniciales de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Los únicos con un nivel tecnológico considerable son Rusia y China, pero el del último depende de patentes extranjeras o el espionaje. Rusia, con un potencial de recursos naturales inmenso, tiene una economía muy frágil y en 2007 el presidente de este país dijo del mismo que estaba más cerca del Tercer Mundo que de la Unión Europea. China, dejando aparte propagandas, es el clásico ejemplo —y el más espectacular— de país tercermundista en fase de despegue, pero ahora con un crecimiento en acusada desaceleración y problemas socio-económicos que no afloran por tratarse de un estado de partido único —el comunista—. Los otros no tienen nada que aportar que no sea un riquísimo subsuelo y malas estadísticas de bienestar social.

El problema de Sudamérica. En la década de 2010 el subcontinente sudamericano evoluciona con claros retrocesos políticos y económicos. Bastantes países han visto degradadas sus instituciones democráticas y de libertad de prensa —Argentina, Bolivia, Ecuador, Venezuela— y con Brasil asisten al inicio de un evidente proceso de degradación económica y social. Los países latinoamericanos exportadores de petróleo no han sabido beneficiarse de los elevados precios de este hidrocarburo ni otros de sus grandes recursos naturales para acabar con el subdesarrollo que caracteriza este subcontinente —y el Tercer Mundo en general—, fracaso que atribuyen al «neocolonialismo» europeo y norteamericano, por supuesto.

La realidad es que ha tiempo que Cristina Fernández (Argentina), Evo Morales (Bolivia) y Nicolás Maduro (Venezuela) pusieron en entredicho ante el mundo su buena fama de violar el Derecho internacional y el sistema de garantías a las inversiones extranjeras, una de cuyas consecuencias es que privan a estos países de la tecnología y recursos necesarios para su desarrollo.

Así, las grandes masas sudamericanas no sólo no han mejorado su calidad de vida, sino que la han empeorado. La violencia endémica de países como Argentina, Brasil, Venezuela y otros testimonia la mala situación económica en la que se encuentran amplias capas de la población. La irritante desigualdad que caracteriza América latina, el contraste abismal entre los niveles de vida de la ínfima minoría dominante y de las masas de obreros, terminó por estallar en Venezuela y Brasil con grandes manifestaciones reprimidas violentamente.