12 de octubre de 2015

Lukashenko, «victoria» rusa en Bielorrusia

Gobierno de Bielorrusia
En las elecciones de Bielorrusia (11 octubre 2015) Alyaksandr Lukashenko fue reelegido para un nuevo —y quinto— mandato, oficialmente con un 80% de los votos. El presidente Lukashenko, en el cargo desde 1994, descarta todo acercamiento a la Unión Europea y defiende una creciente integración con Rusia, no sólo económica, sino también política, al punto que nadie duda de las facilidades bielorrusas en un hipotético golpe ruso a los Países bálticos.

Bielorrusia, fronteriza con Ucrania, Rusia y países OTAN (Polonia, Lituania, Letonia), es el último «colchón estratégico» ruso en Europa tras saltar hecho pedazos el de Ucrania. Independiente desde 1991, año en que la Unión Soviética dejó de existir, su primer presidente, Stanislau Shushkevich, político centrista y moderado, fue derrotado en las elecciones de 1994 por el rusófilo Lukashenko, quien en 1995 lograría que fueran aprobadas en referéndum la asociación económica con Rusia y la cooficialidad del idioma ruso.

Desde su investidura con la suprema magistratura del Estado, Lukashenko buscó —y consiguió— acuerdos para una integración económica y política con Rusia, con el que Bielorrusia realiza más del 70% de su intercambio comercial. En abril de 1996 se firmaba en Moscú un tratado en el que ambos países reforzarían la cooperación económica, política y militar; y un años después, se suscribía un tratado cuyo objetivo era la unificación voluntaria de ambos estados, incluidas una política de defensa conjunta y una moneda común.

En el entremedio de estos tratados, Lukashenko se hizo prorrogar el mandato hasta el año 2001, en un referéndum (noviembre 1996) cuestionado por la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE). Al mismo tiempo, el Consejo de Europa acusó a Bielorrusia de la falta de democracia en las estructuras políticas surgidas de la consulta.

Gobierno de Bielorrusia
Bielorrusia, llamada la Rusia Blanca, pasó a manos de Rusia a fines del siglo XVIII, se la repartieron ésta y Polonia en 1920 y se reunificó como república constitutiva de la Unión Soviética en 1939. Fue la más estable de las ex repúblicas soviéticas y con menor fervor independentista.
En diciembre de 1999, los parlamentos respectivos ratificaron el Tratado por el que Rusia y Bielorrusia se comprometían a crear un estado federal. El súbito abandono del poder por parte del presidente ruso Yeltsin (31 diciembre 1999) planteó ambigüedades e interrogantes sobre la concreción efectiva de ese tratado, pero el nuevo presidente de Rusia, Vladimir Putin, acabó con las dudas y sin formalismos: desde 2000, las políticas exterior y económica de Minsk se confunden con las de Moscú y las Fuerzas Armadas bielorrusas dependen enteramente de los arsenales rusos, tanto en el material como en la preparación, con condiciones muy ventajosas para la depauperada economía bielorrusa (cultiva cereales, mantiene una industria maderera y papelera, tiene ganadería, sobre todo la porcina, y yacimientos de turba, carbón, hierro y caliza).