29 de noviembre de 2015

Turquía, un viejo problema de la OTAN

CDC/R
Desde el final de la II Guerra Mundial, Turquía ha planteado problemas a Europa, no sólo en el ámbito militar sino también político, y mantiene una hostilidad permanente con Grecia que desestabiliza el flanco oriental de la OTAN. Ahora, con su política particular en Siria, en la que aparecen complicaciones económicas con el «Estado Islámico» y que impide a la Alianza llegar a un «modus vivendi» con Rusia, se avivan las voces en favor de apartar Turquía de la OTAN.

El aparato mediático del Gobierno turco quiere infundir en la opinión pública la idea de una solidaridad de la OTAN con el país, pero lo cierto es que algunos sectores de opinión europeos (y también norteamericanos) piden separar Turquía de la Alianza. Y es que el carácter problemático de Turquía viene de antiguo.

Después de la II Guerra Mundial, la Rusia Soviética propuso el control conjunto ruso-turco de los Dardanelos. La petición fue rechazada por Turquía, pero en esta decisión influyó decisivamente Estados Unidos, que tomó medidas para fortalecer a este país concediéndole ayuda económica y un programa de defensa mutua. Cuando se firmó en 1949 el Tratado del Atlántico Norte, los miembros fundadores dejaron a los turcos fuera de esta alianza, pero Ankara amenazó con arrojarse en los brazos de Moscú y en 1952 el país fue aceptado como miembro de la OTAN, al tiempo que Grecia. Un año más tarde, Grecia firmó un pacto de amistad con Turquía, pero la pertenencia a una misma organización militar no tuvo el efecto moderador esperado y ambos países, especialmente los turcos, han llevado las crisis de la Alianza a sus cotas más bajas.

En 1965, Turquía y Grecia no consiguieron llegar a un acuerdo sobre la cuestión de Chipre y estuvo a punto de estallar la guerra entre ambos países, en el mes siguiente Turquía firmó con la Unión Soviética diversos e importantes acuerdos económicos y en 1974 un golpe de estado en Nicosia (Chipre), que acabó con la formación de un gobierno de greco-chipriotas partidarios de la anexión a Grecia, dio ocasión al desembarco de tropas turcas en esta isla. Esta agresiva política exterior de Turquía, además de debilitar el dispositivo sudoriental de la OTAN, puso en peligro la presencia norteamericana (8 000 soldados) en las bases establecidas en suelo turco y Estados Unidos ejerció presiones sobre el Gobierno de Ankara ante la amenaza de éste de entrar en guerra con Grecia, conflicto que tuvo graves consecuencias: Grecia, tras negociar un alto el fuego con los turcos, decidió el 14 de agosto retirarse del Comité Militar de la OTAN, amenazando con privar a la VI Flota de Estados Unidos de sus bases estratégicas en el Mediterráneo, y el Gobierno turco denunció que Estados Unidos había estado en el origen del golpe de estado en Chipre.

Renitor
El presidente Erdogan es sospechoso de complicaciones económicas con el «Estado Islámico» y algunos sectores de opinión europeos proponen ahora excluir Turquía de la OTAN, especialmente tras el derribo por la aviación turca de un aparato militar ruso sobre la frontera siria, en circunstancias poco claras. 
Grecia, no obstante consideraba a la OTAN responsable tanto de la dictadura que sufrió durante siete años como de la situación de Chipre, regresaría a la estructura militar en octubre de 1982, pero nuevamente hizo reiteradas declaraciones de su deseo de retirarse de la Alianza porque la misma no ofrecía adecuada protección frente a Turquía (también miembro de la OTAN).

Otra crisis de la organización tuvo lugar en 1983, tras la declaración unilateral de independencia de la comunidad turco-chipriota, proclamando un nuevo estado en el Mediterráneo, en el N de la isla de Chipre. Grecia volvía a protestar formalmente porque Turquía consiguió bloquear una toma de postura oficial del Consejo Atlántico sobre esa declaración de independencia, que sólo el gobierno de Ankara apoyaba (y todavía hoy es el único). En 1985, Grecia retiró parte de sus fuerzas militares de la frontera greco-búlgara para reforzar la frontera greco-turca.

El final de la «guerra fría» comienza en 1987, con el paulatino desarme unilateral del Pacto de Varsovia, que desaparece en 1990, y al año siguiente la Unión Soviética deja de existir. Sin embargo, las malas relaciones entre Grecia y Turquía, con frontera común y frecuentes diferencias políticas e ideológicas, son un problema pendiente, con una conducta culposa de Turquía, cuya aviación ha violado espacio aéreo griego en el mar Egeo, con territorios en litigio.

La importancia geoestratégica de Turquía no es la prolongación territorial de la OTAN para proyectar una fuerza sobre Oriente Medio, sino su soberanía sobre el Bósforo, el mar de Mármara y los Dardanelos, que comunican el mar Negro (importante ruta comercial para Rusia) con el Mediterráneo. Los puertos búlgaros de Burgas y Varna y los rumanos de Midia y Constanza, ahora territorios OTAN, minimizan la importancia de los turcos de Trebisonda, Giresun, Samsun y Zonguldak, pero la guerra civil en Siria, en particular, y el clima bélico en Oriente Medio, en general, hace que la situación turca se revalorice.

El presidente turco Erdogan es sospechoso de guardar inteligencia con el aparato económico del «Estado Islámico» y la OTAN sabe que una mayoría de entre los ciudadanos europeos se niegan a secundar a Turquía en un enfrentamiento con Rusia. Ahora bien, en la década de 1930 la opinión pública europea y norteamericana se negaba a prevenirse contra una guerra y en 1939...