4 de julio de 2014

Más buques OTAN en el Mar Negro

OTAN
La Marina rusa aumenta el tamaño de su flota del Mar Negro mientras acusa a la OTAN de hacer lo mismo, pero lo cierto es que la Alianza sigue la estela de Rusia, que parece envalentonada tras la anexión de Crimea y la débil respuesta de la Unión Europea y los Estados Unidos. Una mayor amplitud de los objetivos estratégicos y económicos de Moscú (Países bálticos, Sudamérica, Asia oriental) podría cruzar la «línea roja» de la OTAN.

Dueña del Mediterráneo, la marina de la OTAN nunca prestó mucha atención al Mar Negro, muy fácil de cerrar. Pese a la crisis de Ucrania, en la primera semana de julio de 2014 navegaban por este mar —marinas ribereñas aparte— sólo el crucero «Vella Gulf» (estadounidense), la fragata «Surcouf» (francesa) y los buques espía «Dupuy de Lome» (francés) y «Elettra» (italiano). En las puertas del Mar Negro, el destructor español «Cristóbal Colón» y una fragata canadiense realizaban ejercicios «antiterroristas».

El 3 de julio se les unió una pequeña fuerza de dragaminas de la SNMCMG-2 («Standing NATO Mine Counter-Measures Group Two»): la fragata ligera «Aviere» (italiana) y los dragaminas «Rimini» (italiano), «Akcay» (turca) y «Chiddingfold» (británica), con destino al puerto de Burgas (Bulgaria) para participar de la maniobra «Breeze».

El periodismo ruso, especialmente periódicos electrónicos, exageran los peligros con titulares alarmistas como «buques de la OTAN invaden el Mar Negro», «juego de nervios» y «presión agresiva sobre Rusia». Dejando aparte la importancia que se le quiera dar, esta pequeña advertencia que hace Bruselas a Moscú es cautela necesaria tras la anexión rusa de Crimea y la propaganda belicosa de sus medios de comunicación.

Otra razón de la OTAN para adoptar medidas es que las marinas de Rumania y Bulgaria son fuerzas navales de tercer orden y la de Turquía, numéricamente importante, se está quedando anticuada (véase anexo). El conjunto de estas fuerzas puede disputar el dominio del Mar Negro a la flota rusa homónima y, caso necesario, la OTAN plantea un refuerzo de barcos españoles, franceses e italianos para acabar con las posibilidades rusas en el Mar Negro y el Mediterráneo oriental, que siempre han sido pocas.

Ministerio de Defensa de España
El destructor español «Cristóbal Colón», buque de mando de la SNMG-2, y un fragata canadiense durante unas maniobras «antiterroristas» en el Mediterráneo oriental, en las puertas del Mar Negro (julio 2014). 
Esta inferioridad de Rusia en el Mediterráneo y mares adyacentes se refleja en su estrategia: la Marina de este país confía en la aviación naval de gran radio de acción con base en tierra y los submarinos de ataque al tráfico para batir a los grupos de combate OTAN. Es decir, los conceptos estratégicos de los alemanes en la II Guerra Mundial, cuyos malos resultados son de sobra conocidos. (Véase «Rusia refuerza su flota del mar Negro»).


ANEXO

Las marinas de guerra de los países OTAN ribereños del Mar Negro, excepción de Turquía, son unas fuerzas navales de tercer orden, punto menos que orientadas a la defensa costera. La marina rumana está formada por 3 fragatas (clases «Type 22» y «Marasesti»), 7 corbetas («Tetal» y «Tetarantul») y una veintena de pequeños buques auxiliares (torpederos, patrulleros, dragaminas). La de Bulgaria tiene 4 fragatas («Wielingen» y «Koni»), 3 corbetas («Pauk» y «Tarantul») y una treintena de buques auxiliares. La de Turquía es numéricamente importante, pero se está quedando anticuada: 16 fragatas («Oliver H. Perry», «Barbaros» y «Yavuz»), 8 corbetas («Ada» y «Burak»), 14 submarinos («Tipo 209», «209T1» y «209T2») y unos 170 buques de apoyo.

Las armadas rumana y búlgara van aumentando en cantidad y calidad y Turquía tiene previsto alistar en 2020 un portaaeronaves polivalente clase «Juan Carlos I» (véase «La Armada turca elige un portaaeronaves español»).